La universidad pública colombiana en los últimos años ha venido sufriendo de ataques directos que la han llevado a su actual y profundo déficit financiero, precariedad académica, crisis de autonomía y democracia, inexistente bienestar universitario y de una relación de la universidad con la empresa privada y no con la sociedad colombiana. Esta situación responde a la aplicación de las políticas neoliberales en nuestro país desde la entrada en vigencia de la Ley 30 de 1992.
De esta manera se ha congelado el presupuesto de la universidad ajustándolo a los incrementos de los Índices de Precios del Consumidor -IPC-, y no de las necesidades reales y de los incrementos en cobertura educativa, es por eso que hoy las universidades públicas acumulan más de 1.2 billones de pesos de déficit (según datos del SUE). En materia académica la universidad pública se ha visto restringida en su libertad de cátedra, que en teoría existe, pero que en la práctica se ve sometida a la obligación de cumplir con los competencias y los estándares de calidad que ha establecido el gobierno nacional y que evalúa por medio de los exámenes ICFES y el SABER PRO (antes ECAES).
Por último, la ley de 1992, también crearía el Consejo Superior Universitario -CSU-, como el máximo órgano colegiado, en el cual concentra el poder político y de toma de decisiones estratégicas para el futuro de la universidad, y que además tiene una conformación anti-democrática ya que de sus 8 delegados solo 2 hacen parte de la comunidad universitaria. Cuando revisamos estas problemáticas nacionales y las comparamos con la realidad de la Unillanos, nos damos cuenta que nuestra universidad sufre de dos tipos de privatización, una por la aplicación de las políticas nacionales y otra por la labor ejercida por las corruptas y clientelistas administraciones que no responden a las necesidades y exigencias de la comunidad universitaria.
Pero a pesar de esta crisis en la educación superior colombiana, los estudiantes a través de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE-, adelantamos la propuesta alternativa de educación superior con la que pretendemos transformar en políticas públicas aquellas exigencias y banderas de lucha históricas que hemos tenido. Además de participar y apropiarnos de los espacios en los cuales se toman las decisiones en nuestras universidades, aplicando de manera local las propuestas que construimos a nivel nacional.
Es por ello que los estudiantes que nos reconocemos en el movimiento estudiantil de la Unillanos y que estudiamos y luchamos por la universidad que queremos, apoyamos a la representación estudiantil al CSU a ANDRES MONTENEGRO POCHES, estudiante de ingeniería electrónica quien desde sus inicios en la universidad hizo parte del consejo estudiantil de su carrera, y que desde su labor constante en defensa de la educación pública ha logrado ser uno de los 25 voceros de la MANE. Además porque con este compañero se representa un programa político que se piensa una universidad suficiente y completamente financiada por medio del subsidio a la oferta, logrando la gratuidad, una universidad verdaderamente democrática que propenda por solucionar los problemas más sentidos de la sociedad colombiana, y una universidad que brinde todas las condiciones y el nivel académico y de bienestar que los estudiantes necesitamos.
IDENTIDAD ESTUDIANTIL –VILLAVICENCIO-
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